Éxito o Fracaso
Existen
muchas cosas escritas acerca del éxito o fracaso y de ambos. ¿Quizás no tengo
mucho que agregar? Puede que sí y puede que no…juzgue usted mismo.
Si
definimos el éxito como “la consecución
progresiva de las metas y sueños”, entonces por descarte, el fracaso
debería ser “la NO consecución progresiva de las metas y sueños”.
Quedémonos
por un momento con esa reflexión y veamos, por una parte tenemos el éxito y por
otra el fracaso, ambos como una balanza que puede estar equilibrada en algún
momento, pero que sin embargo a veces, vemos que está totalmente
desequilibrada.
Para
fracasar, hay que intentar algo, lo que sea. Un fracaso no puede existir desde
la pasividad de la vida. Un fracaso para que tenga sentido, tiene que haber sido
en el esfuerzo, porque una cosa diferente es decir “fracasé por intentarlo” a
decir “fracasé, pero jamás lo he intentado”. Y ésta última creencia está muy
cercana a lo que somos realmente ¿Cuántas
veces fracasamos en algo que aún no hemos intentado terminar?
Tengo
un caso muy cercano de una persona que cada vez que intenta algo, sin siquiera
haber movido un solo músculo de su cuerpo para lograrlo, ya piensa que “no le
irá bien”. Ese tipo de fracasos es el más triste, porque aparte de la sensación
de vacío y de pena que existe, hay un problema más grande y que es la falta de
aprendizaje del “por qué se fracasó”.
Comparemos
la vida de un exitoso versus un fracasado. Lo primero, es que el exitoso debe
haber intentado no una, sino muchas veces poder llegar al éxito, como el
creador de los chocolates Hersheys, que quebró siete veces antes de fundar la
multinacional de los chocolates.
Por
el otro lado, un fracasado es alguien que ha intentado cosas y por una serie de
eventos no ha logrado el éxito….pero un momento ¿es eso tan malo? Una persona
que ha fracasado, es porque ha intentado hacer algo, lo que sea en su vida,
pero lo intentó. Cuando fracasa, aunque el momento es triste y lleno de dolor,
siempre hay un aprendizaje.
Cuando
te caes, después de la sacudida, viene ese proceso interno que nos hace
decirnos “¿en qué fallé?” y ahí se producen una serie de eventos y
conversaciones internas y en la medida que tengamos una buena actitud frente a
la vida y con positivismo, vamos a aprender más.
Vamos
a suponer que estás intentando seducir a una persona. Estabas muy expectante y
con todas las ganas de que esa relación funcionara. Por “abc” motivos, no
funcionó. Ahí estaría el fracaso, pero ahora frente a ese problema, podrías
tener dos opciones: a) culpar a la vida, las estrellas, la conjunción de los
astros, la teoría del caos y todas esas cosas que te justifican o b) podrías
aprender que hiciste mal y entender que pasó.
En
ocasiones, cuando intentamos echarle la culpa “a otro” o “a otras” cosas de lo
que pasó, es debido a que no tenemos humildad para afrontar nuestros fracasos.
Nos sentimos infalibles, no somos capaces de pedir ayuda y es mejor dejar las
cosas así, total después, no tengo que excusarme o esforzarme a cambiar por
como soy.
Siguiendo
en la línea del ejemplo, el fracaso puede ir desde que no supiste elegir a la
persona a enamorar, porque esa persona puede haber tenido otros intereses en la
vida o simplemente por no saber cómo acercarse de forma efectiva y sin echarlo
todo a perder.
Dependiendo
del camino elegido, quizás en una nueva oportunidad, podrás tener más éxito o
al menos haber trabajado algunas herramientas que te permitan llegar lo más
cercano al éxito.
A
veces, fracasamos también, porque no sabemos a dónde apuntamos o que es lo que
queremos y ahí viene otro problema más grande aún.
Ahora
nos vamos a ir al lado del éxito. Muchas veces consideramos el éxito como un
sinónimo de suerte (ya hay una entrada que habla acerca de ese mismo tema),
pero sin embargo no somos capaces de ver que esas personas exitosas, han debido
luchar una serie de batallas internas y externas, que los han llevado a donde
están.
Un
caso cercano que recuerdo, es el de Iván Zamorano (futbolista chileno). En la
época en que era jugador del Real Madrid, pasó por un grave problema y no era
considerado. Los españoles no lo querían y en realidad su nivel era más bajo
que el del resto de los jugadores. Zamorano tenías dos opciones a) haber
culpado al destino de su falta de oportunidad y no haber podido convertir más
goles o b) comenzar a trabajar y mejorar sus puntos bajos para lograr el éxito.
Si
Zamorano se hubiera quedado sólo en “ya vendrá mi oportunidad” y no se hubiera
esforzado más, entonces jamás se hubiera convertido en el goleador de la liga
española, no hubiera salido campeón junto al Real Madrid y no se habría
convertido en uno de los futbolistas más exitosos de Chile.
Recuerden,
el éxito no se logra celebrando
“éxitos”, sino superando fracasos.
Hay
una gran diferencia de cómo afrontamos el fracaso, para convertirnos en exitosos
y eso es lo que quiero ir logrando en éste blog, poder ayudarte y motivarte en
las cosas que quieres conseguir. Por ejemplo, yo tengo un sueño…QUIERO SER
FLACO y me estoy enfocando en lograr esa meta y objetivo. Me cuesta y a veces
es doloroso, pero lo estoy compartiendo día tras día con ustedes en varios
aspectos. Sé que con mi esfuerzo, será un camino destinado al éxito y en la
medida que vaya teniendo pequeñas batallas, pequeños fracasos, seguiré
creciendo para lograr ese camino.
¿Estás caminando rumbo a tus sueños?
Un
abrazo.José