¿Cuál es tu historia?: Lo
que dicen tus palabras
Cada
uno de nosotros tiene algo que contarle al resto. Imagina que estás en una
fiesta social, con música de fondo, trago, comida y por supuesto mucha gente
que no conoces.
Yo
soy de las personas que no tengo muchos problemas para socializar, para mí no
es ningún problema ir a un evento donde no conozco a la gente y siempre lo veo
como una oportunidad de relacionarme con gente nueva. Me gusta esa experiencia.
Sin embargo, siempre veo a gente muy tímida o que no tienen mucho que contar de
ellos mismos y ahí les pregunto entre bromas y un poco de relajación ¿Cuál es
tu historia? ¿Qué haces? Y preguntas por el estilo.
Con
las preguntas que buscan romper e iniciar esas conversaciones, muchas veces me
he quedado sorprendido de lo que dicen con sus respuestas y de cómo de forma
inconsciente, nos inventamos una serie de trabajas o problemas de nosotros
mismos, que son realmente inexistentes.
Lo que dicen tus palabras,
aunque no lo creas, habla mucho de ti y de cómo te tratas.
Esta
historia es real, me pasó en mi primer día de clases conversando con
un compañero y esto fue más o menos su presentación: “En
realidad no tengo mucho que contar, soy un tipo fome, tengo un trabajo que no
me gusta y muy pocas veces termino lo que empiezo. Si hay algo que me puede
gustar, es ver tele y estoy estudiando porque quería hacer algo nuevo”.
Herminia
Ibarra y Kent Lineback, investigaron acerca de éste tema y nos ayudan con unos
pequeños consejos que nos pueden permitir contar una historia de nosotros
mismos y lograr motivar y cautivar a la audiencia, ya que todas las historias
tienen algo que decir y todas se construyen en base a patrones. Desde las
grandes novelas de la historia, hasta las películas más exitosas:
- Toda historia tiene un protagonista que le
preocupa al oyente. El bueno de la película eres tú. Estás hablando de tu
vida y de tus eventos. Entonces trata de hacer esa historia sobre el personaje
principal interesante
- Un catalizador. Una historia que tiene
un motivo de ser, un evento o situación de la vida que te hizo salir de donde
estás y te lleva a estar parado ahí. Por ejemplo, si tu historia es la vida
sana, podrías decir “pase mucho tiempo encerrado entre Mcdonalds y Pizza Hut,
hasta que en algún momento sentí algo que hizo clic en mi y empecé a ver todo
más claro”.
- Pruebas y tribulaciones. Todos pasamos
por conflictos y dramas. Momentos de injusticia y rabia que nos producen
frustración y que finalmente testean y moldean el carácter
- Un punto crítico o de no retorno. Algo
te hizo cambiar, algo pasó y decidiste tomar el toro por las astas y enmendar
el rumbo que parecía perdido. Algo que te cambió como ser humano
- Resolución o final. Acá está el cierre
de tu historia o el suspenso de un “continuará”. Es el “happy ending” de toda
película y el momento en que la gente salta de su asiento
NOTA: este modelo no
tiene nada de nuevo, ya que lo definió Aristóteles hace 2.300 años y ha sido
usado desde ese entonces.
Por
ejemplo, si me tocara relatar mi historia, sería algo así como: “Yo soy muchas
cosas y me gustan muchas cosas también, (introducción)…pero….Ahora en éste momento,
estoy pasando por un período de querer mejorar mi vida y hacer cosas nuevas por
mí, ya que estaba llevando una vida un poco desordenada y ganando mucho peso
(catalizador). Pasé por muchas etapas muy duras y de a poco me fui dando cuenta
de “para donde iba la micro (pruebas y tribulaciones). Un día me miré al espejo
y me di cuenta que esa imagen que se veía en el reflejo, no era la que quería
proyectar y me prometí bajar de peso (punto de no retorno). Y acá estoy,
trabajando en éste proceso donde he podido bajar ya dos tallas de ropa y sigo
trabajando en cambiar y mejorar (resolución)”.
No
se trata de memorizar una historia para contarla a todo el mundo y en todo
momento, pero se trata de ir formando tu propia historia que te llevará al
éxito. Acá no tengo que decir “es que me amo mucho”, “es que soy lo mejor”. Acá
lo que digo (sin decirlo) es que me quiero lo suficiente como para querer hacer
un cambio y que tengo metas trazadas y me esfuerzo en lograrlas y toda esa
historia que quiero contar o decir, está entendida por mi interlocutor. Él hace
las apreciaciones y coloca en su mente las valoraciones a mi historia. Si mi historia contara el caso de un tipo que no hace nada, que está viendo pasar la vida por delante y vivir de la envidia hacia los demás, te aseguro que no sería muy interesante de escuchar y no me ayudaría a lograr las metas y resultados que quiero.
Si
creas una historia acerca de ti, la puedes contar en muy poco tiempo
¡HAZLO! Y practica con tus cercanos. Aprende a tratarte en esa historia con
amor y cariño. Aprende a COMO contar la historia y acepta con agrado las
recomendaciones que te hagan los demás.
Una
vez pasado ese período de práctica, anda ampliando de a poco el círculo de
personas a quien se la cuentas y va a llegar un momento en que todo tu lenguaje
corporal y verbal, estarán de acuerdo en esa historia y se logrará la
coherencia.
Cuando
logres la coherencia entre tu cuerpo y tu voz, tendrás el éxito asegurado,
porque tu mente y cuerpo se han comprometido con esa historia.
Ahora
y después de leer nuevamente este post te pregunto ¿Cuál es tu historia? La idea no es que sea un mensaje abandonado en
la orilla de una playa, sino un relato para que otros lo escuchen.

Un
abrazo.
José
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola. Gracias por demostrar que existes!!!