martes, 8 de abril de 2014

¿Por qué no me resulta?


¿Por qué no me resulta?


¿Cuántas cosas que comenzamos y no resultan? ¿Cuántos planes quedan en el aire y finalmente no los alcanzamos? Pero finalmente la pregunta importante es: ¿Cuántos de nuestros proyectos y planes son realmente nuestros y cuántos planes o proyectos son realmente de vivir la vida de otra persona?

Y la respuesta a la pregunta anterior no es tan simple, porque de alguna forma siempre estamos en un proceso en el que vamos teniendo influencia del entorno y de quienes nos rodean. Muchas veces tomamos un plan o un proyecto simple, debido a que alguien nos recomendó hacer tal o cual cosa: “¿Fuiste a ver la película xxx? Es genial no hay que perdérsela”. “¿Comiste en el nuevo restaurante xxx? Es maravilloso, glorioso, no debes perdértelo”. “¿Vas a hacer dieta? Has la dieta del xxx, bajé tres kilos en un mes sin esfuerzo”…y puedo seguir con un largo bla bla bla.


Y es así como la gente te va presionando e insistiendo a que tomes planes o acciones que quizás no necesariamente sean los tuyos y de alguna forma, terminas haciendo cosas que no necesariamente querías hacer o que realmente te motivan y es ahí donde viene el problema: Si no son nuestras propias motivaciones las que nos mueven a hacer un “algo”, entonces no encontraremos la energía necesaria para ponerle todo el corazón.

No podemos hacer nada contrala influencia externa frente a estímulos, lo que Juanito encontró maravilloso, glorioso y le dio resultado, no necesariamente tiene que ser para mi, igual de glorioso, igual de maravilloso o tener el mismo resultado.

Normalmente estamos frente a la influencia de cosas externas, pautas y proyectos que debemos tomar, simplemente porque otros ya han transitado ese camino. Acá algunas ideas:

- Escribir un libro

- Plantar un árbol

- Tener hijos

- Estudiar una buena carrera

- Tener auto, casa y todo tipo de bienes materiales que te ofrecen seguridad y estabilidad

- Un buen trabajo

Y podría seguir con una larga lista de cosas que nos dicen que debemos hacer y que están asociadas al éxito y a un buen vivir. La pregunta que te hago, sin embargo, está relacionada a si realmente quieres vivir esa vida, tener aquellas cosas que otros dicen que debes tener para sentirte bien contigo en la falsa imagen que da la aprobación de los otros.

Entiendo como sociedad, que estamos insertos en una serie de patrones y valores compartidos, pero sin embargo no dejamos de vivir sueños de otros. El ejemplo más común, es el que te levantas todos los días en la mañana a trabajar, como empleado, cumpliendo y ayudando a cumplir el sueño de otro.

Acá es donde debería nacer nuestra motivación a diario: En el vivir mi propio sueño, mi propio plan y mis propios desafíos. ¿Cuál es el problema si a los 30, 40 o 50 años, recién estoy comenzando a vivir mi sueño? ¿Quién dijo que la edad era un problema para alcanzar aquellos que siempre has soñado?

Cumplir sueños y metas de otros, asumirlas como propias y llevarlas a cabo, no siempre te harán feliz, sino que probablemente las dejes de lado y es ahí donde viene la pregunta del post “¿Por qué no me resulta esto?”. Y esa pregunta debería tener como respuesta, en lo general de los casos “Porque estoy llevando a cabo un plan sugerido y no realmente lo que quiero hacer”.

Con esto de la información, la internet y otras cosas, hemos generado tanta información, hemos absorbido tantas cosas que pensamos deberían ser y finalmente nos tratamos de esforzar para lograr esas cosas y tener al menos la idea de pertenencia a quienes sí lo han logrado. Personalmente no creo que sea la solución ¿Qué hacer entonces, mandar todo a la punta del cerro? Obviamente que no y esto es lo que uno debería hacer:

TODO A SU TIEMPO Y TODO EN SU MOMENTO.


La principal clave acá, es entender que no todas las cosas que me sugieren, no todas las cosas que me dicen que hagan y no todas las pautas que puedo encontrar nos sirven. Básicamente porque no todas esas cosas están diseñadas para nosotros y el intentar realizarlas, sólo nos traerá una sensación de fracaso y de inutilidad, porque cuando fracasamos, en vez de aprender de la lección…nos terminamos culpando de todo (aunque no tengamos arte ni parte en todo eso).

Priorizar las cosas sería el primer paso. Conocerse en lo que nos gusta, no aceptamos y no toleramos, sería el segundo paso y finalmente, reconocer donde están mis limitaciones (físicas solamente, porque las mentales sólo viven en nosotros) y de qué forma puedo dar mi mejor en esa área.

Lo anterior, no significa que debemos dejar de esforzarnos y vivir en la absoluta mediocridad, sino que la idea principal es que seamos capaces de evaluar la situación y que seamos capaces de analizar las expectativas que hemos creado acerca de nosotros mismos en ese tema.

Los llamo a que hagan un proceso de conocer y aprendan que desafíos aceptar, que desafíos dejar en stand by a cuales decirles “no gracias, eso no es para mí”.

Un abrazo de tu amigo,

José

 

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