miércoles, 15 de enero de 2014

Procrastinar o el arte de postergar


Procrastinar y Gestión del tiempo

Te levantas una mañana, tienes la motivación necesaria y vas rumbo a tu trabajo. Quizás te acompaña tu música favorita y vas planeando un día lleno de actividades y cosas nuevas que hacer. Al llegar, piensas en hacer ese informe que está pendiente (pero que no es urgente), piensas escribirle a tu amigo que hace rato no sabes de él, quizás alguna llamada pendiente y coordinar y concretar algunas reuniones. El día “pinta” maravilloso. Sin embargo llegas a la oficina, prendes tu computador y te interrumpe la alarma de whatsapp, luego de contestar el mensaje, te preparas el café revitalizador de la mañana. Con el café en el escritorio, miras tu perfil en facebook, actualizas tu estado y compartes o escribes algunos comentarios. Cierras facebook y abres “lun”, para leer las noticias del día….


Así es como las personas en general, vamos procrastinando y pese a que es un problema de hace mucho tiempo en la sociedad y en el mundo, el término “procrastinar” está siendo muy utilizado y de moda. La palabra “procrastinar”, deriva del latín pro (adelante) y crastinus (futuro o referente al futuro).

Técnicamente, es dejar las cosas que podemos hacer en éste instante para un futuro próximo, que muchas veces no llega. Por lo general la procrastinación está asociada al “dejar para mañana lo que puedo hacer hoy”. Finalmente, dejamos aquellas obligaciones o cosas que debemos hacer, para otra oportunidad y la sustituimos con otras cosas más agradables o placenteras.

Algunas características que puede traer el procrastinar:

1. Dependencia de elementos externos como el internet, el mail, el teléfono o actividades externas a nuestros deberes

2. Comer compulsivamente o más allá de la cuenta o de lo que realmente deberíamos

3. Dependencia laboral a actividades tediosas o que no deseamos cambiar



También existen o se han observado, tres tipos de procrastinadores:

A) El eventual. Es aquella persona que eventualmente evade una responsabilidad o la posterga por otras. Por lo general los adultos jóvenes o adolescentes, tienden a tener un comportamiento procrastinador con respecto a los deberes de su casa o sus estudios. En éste nivel, no es una enfermedad que podría derivar en problemas, pero va sentando precedentes de comportamientos en el futuro. Se asocia también a un problema de autoestima o miedo al fracaso

B) Los crónicos. Éste es el tipo de personas que tiene siempre su trabajo atrasado, que sus planes y proyectos de vida son postergados siempre por otro tipo de actividades y personas que tienen una conducta evasiva constante y repetida en el tiempo

C) Los indecisos. Aquellas personas que están en la constante indecisión de postergar o no lo que están haciendo y de qué forma ellos logran un mejor resultado por la postergación. El ejemplo clásico de esto, es Penélope, que tejió por 20 años una manta, esperando que llegara su esposo Ulises (La Odisea de Homero)



En definitiva, la procrastinación, es un problema de autoregulación y de organización o gestión del tiempo. William Kanus en su libro “Superar el hábito de posponer”, presenta algunas características personales de las personas que tienden a posponer:

Creencias irracionales: basadas en una pobre autoimagen y autoconcepto de sí mismos que les hace verse como inadecuados o incompetentes, o ven al mundo con demasiadas exigencias que no se ven capaces de cumplir.

Perfeccionismo y miedo al fracaso: postergar, y justificar un resultado final por falta de tiempo, sirve de excusa para evitar el miedo al fracaso, en tareas donde no hay garantías de éxito. Son personas perfeccionistas y autoexigentes, que se marcan metas poco realistas.

Ansiedad y catastrofismo: el cúmulo del trabajo supone un cúmulo correlativo del nivel de ansiedad. La dificultad para tomar decisiones y la búsqueda de garantías de éxito antes de iniciar una tarea provoca finalmente sentimientos catastrofistas, y como resultado se sienten saturados e indefensos. Pueden sentir autocompasión, escudándose en que no son aptas para las exigencias del mundo que les ha tocado vivir.

Rabia e impaciencia: las exigencias desmesuradas y el catastrofismo provocan también rabia e impaciencia. Pueden surgir ideas del tipo «yo debería ser capaz de realizar esto solo» «¡qué idiota que soy!» o «¡no puedo tolerar esta ansiedad!». Estas personas perfeccionistas, al no cumplir con las metas que se marcan, se muestran agresivas contra sí mismos. Terminan atrapadas en un círculo de enfado-rebelión que empeora su rendimiento.

Necesidad de sentirse querido: el deseo de realizar tareas en base a la recompensa en forma de amor o aceptación de los demás. La creencia que subyace es: «todos deberían amarme para poder amarme a mí mismo». Basa su valía como persona en la aceptación y atención recibida. Si se les recompensa con sus demandas implícitas se sienten fuertes psicológicamente y por el contrario se sienten inválidas cuando no obtienen lo que desean. Por ese motivo estas personas aceptan todo tipo de demandas de los demás con el fin de agradar.

Sentirse saturado: el trabajo se les acumula, y se ven incapaces de establecer prioridades; esto provoca sentimientos de ansiedad, saturación, estrés, angustia, indecisión, impotencia, inmovilización y fracaso, lo que cierra un círculo vicioso del que no pueden escapar.

Por indecisión, típico de las personas indecisas que intentan realizar la tarea pero se pierden en pensar la mejor manera de hacerlo sin llegar a tomar una decisión



Como vimos en ésta entrada (que está dedicada especialmente a una persona que quiero mucho), el tema de posponer está centrado principalmente en miedos o ideas distorsionadas que tenemos acerca de nosotros. Algunas simples soluciones, sería comenzar a priorizar lo que estamos haciendo. Enfocarnos en una tarea hasta terminarla y no dejar de lado nada. Premiarnos por terminar una labor tediosa (si termino el aseo de mi pieza, me dedicaré a ver una película). Ordenar y terminar los asuntos prioritarios que tengan vencimiento más cercano.

El premio a la autoestima que significa el terminar un trabajo, por tedioso o estresante que sea, es algo que no se puede pagar. Posponer, sólo podría traernos más problemas de los que tenemos actualmente y por sobre todo, evitamos crecer en el sentido de ir haciéndonos responsables.

Un abrazo,

José

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